Marte y FAS jugaron ayer un partido por los buenos tiempos. Aquellos cuando no existían el Águila ni el Alianza y el clásico nacional era cosa del rey de occidente y el potente equipo capitalino.

Comenzaron temprano. Pese a que los tigrillos salieron a morder los primeros cinco minutos buscando presionar a Marte en su campo, bastó la primera incursión carabinera para hacer daño. Sobre el minuto siete, Gonzalo Mazzia tiró de coraje para no dar por perdido un balón y logró colarse solo hasta dentro del área para fusilar a Luis Contreras y abrir el marcador.

El tanto le dio al juego lo que no tuvo su primer episodio en el Quiteño. Abrió a los equipos y sacó los mejores chispazos de FAS, como lo fue un pase de Omar Amaya al espacio donde se movía el eterno William Reyes, quien se inventó una vuelta dentro del área para zafarse a su marca y batir con un tiro raso a Javier Gómez.

Tras el reparto de goles llegó el de golpes y el juego cayó en un bache del que no salió sino hasta que Marte pegó la segunda cachetada. En un tiro de esquina, Mazzia prolongó un centro a Edwin Benítez quien se tiró al vacío y cabeceó el balón al fondo para el 2-1, seguido a lo cual el mismo “Rata” sacó un remate que obligó a Contreras para evitar un quizá inalcanzable 3-1.

Luego, en el segundo tiempo, lo que FAS no consiguió con orden sí lo recibió de un error, cuando en un amago de otros tiempos, a Javier Gómez se le escapó un balón en el área y le quedó servida a quien nunca perdona: el mismo William Reyes que empató el juego además de sumar y seguir contando en su partido individual hasta dar alcance y superar a David Cabrera.

Los restantes 35 minutos tuvieron oportunidades para ambos. Pudo haberse inclinado la balanza para cualquiera, pero los equipos prefirieron dejar para luego la definición de un ganador. Seguirán primero y segundo en la tabla, a la espera de si el destino les hace jugar otro partidito. O quizás otro partidazo. 

Así, el clásico de los cincuenta revivió ayer en el Cuscatlán, en un encuentro que acabó en partidazo y división de honores, con los carabineros aún invictos y los tigrillos con el punto que les permite mantener su débil pero útil ventaja en la tabla.

Pese a que los carabineros están clasificados hace ratos a semifinales, su cabeza sigue en la temporada regular. Sabedores que sus rivales restantes son, a fin de cuentas, hipotéticos rivales de semis, encaran los juegos como si ya fuera esa ronda y no bajan el pie del acelerador. Mientras, los tigrillos llegaron con la palabra “venganza” escrita en la frente tras la derrota de la primera vuelta aunque fue algo que al final no pudieron conseguir.

Eso sí, la buscaron. Y lo que llegó de eso y de la intención marciana de no regalar nada a nadie fue un partidazo que mejoró a cada gol de cada equipo.