viernes, 25 de mayo de 2012

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Mauricio Ernesto"Pachin " González Barillas. El mago Marciano.

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EL MARTE DE ORO 

“ No creo haber sido mejor que Jorge como dicen algunos, porque Jorge era hábil , veloz y potente ”
Mauricio González

Ex-jugador de Atletico Marte y seleccionado nacional.
Hermano mayor de Jorge Alberto "Magico " Gonzalez
Muchos dicen que fue mejor que el "Magico"

En una casa humilde de la Colonia Luz que se sabe por qué sudaba fútbol por dentro, Mauricio Ernesto González Barillas vio por primera vez el reflejo del mundo un 13 de mayo de 1942.

Era el primer hijo del matrimonio de don Óscar Ernesto González y doña Victoria Barillas, y en él se cifraban todas las esperanzas familiares por aquello de que “todo niño trae el pan bajo el brazo”.

Con el talento en la sangre

En el municipio de Agua Caliente, un pequeño pueblo de Chalatenango, escondido entre veredas y verdes montañas, nació Oscar Ernesto González, la raíz de una estirpe de futbolistas, para muchos la más grande de nuestra historia.

Oscar Ernesto vivió su infancia y su adolescencia, entre los cuadernos de la escuela pública, los trabajos agrícolas y entre balones fabricados de trapo que servían para armar pequeños encuentros de fútbol, en la explanada del parque de Agua Caliente.

Y aquel flaco tenía algo más que los demás, estaba dotado de una habilidad con el balón superior a sus compañeros y amigos, característica que en el futuro, curiosamente, distinguiría a sus bisoños.
La gente del pueblo se reunía alrededor del parque, las rutinas vespertinas estaban regidas por las tertulias del diario vivir, y por algo muy peculiar, observar las destrezas de aquel adolescente, que junto a Miguel, su hermano mayor hacían el deleite de todos.

Los equipos de Nueva Concepción, Chalatenango, El Paraíso, Concepción Quezaltepeque y otros municipios chalatecos, uno a uno buscaban explicaciones del porqué perdían con los juveniles de Agua Caliente.
Cuando en plena juventud Oscar Ernesto decidió marcharse a la Capital, San Salvador, las tardes en Agua Caliente dejaron de ser las mismas, con él emigraba el deleite de la comunidad, se perdió al joven predilecto, cuyo entendimiento con un balón de fútbol se transformaba en la alegría del pueblo.

Y claro, moverse a San Salvador no era un simple capricho, era la necesidad de buscar la superación en todo sentido, tal y como lo ha sido siempre, en todas partes, la gran ciudad representa la oportunidad de un mejor futuro, las puertas del trabajo y un ingreso económico superior al de la campiña.

Oscar Ernesto junto a su hermano Miguel, rápidamente demostraron a propios y extraños que aquellos eran algo más que otros dos chalatecos, no se trataba sólo de trabajadores con aguante de sol a sol, tenían una cualidad que resulta una codicia en la juventud, se distinguían con el balón en sus pies.

No fue necesario que pasaran muchos años para hacerse de un lugar deportivo, el nivel de su juego les llevó a engrosar las filas juveniles del Hércules F.C. aquel equipo que durante la época de inicios de la Liga Mayor del fútbol salvadoreño, fue campeón seis veces consecutiva (entre 1927 y 1934).

La historia registra que Oscar Ernesto y Miguel eran las estrellas del equipo, hasta que el segundo sufrió un accidente y se quebró una de sus piernas.
En el fútbol las revanchas son algo que ha existido toda la vida, Miguel volvió a jugar, pero el intento tuvo un precio muy grande, ya que el joven jugador demostró que su espíritu no se había doblegado ante aquella lesión, sin embargo, su físico no tuvo el mismo ímpetu y pese al valiente retorno, ya no fue el mismo, desde entonces para sus amigos era "El quemado”.

Los apodos son como la extirpe, como el carnet de identidad familiar, el cual se hereda. Y en este caso no hubo excepción para la regla, "El quemado”, pasó a ser también el sobrenombre de Oscar Ernesto, algo así como el “Jr”.
Mientras "El quemado Jr”, seguía deleitando con sus gambetas sobre balones deformes, allá en el barrio El Calvario de la capital, una joven se desvivía por una pasión extraña para una mujer... El fútbol.

Victoria Barillas, era una joven sencilla y jovial, muy femenina, pero extrañamente amante del fútbol.
Cada vez que el equipo del barrio iba a jugar, ella y dos o tres inseparables amigas eran las fieles acompañantes. Los jugadores salían en carretas o en camiones y allí iban ellas, dispuesta a gritar a sus jugadores.

A veces llovía, otras veces el sol era inclemente, pero no importaba, allí estaban ellas, lideradas por la figura de Victoria gritaban a todo pulmón los goles de su equipo.
Más de alguna vez un jugador le dedicó sus goles a Victoria, más de una vez ella se atrevió a reprimir a los árbitros por sancionar una jugada equivocada... Esta mujer, de haber sido hombre, sin lugar a dudas hubiera sido futbolista.
Los azares de la vida permitieron que un día aquella joven morena aficionada al fútbol a morir, conociera a aquel joven futbolista por vocación. Entre ellos hubo más que química, más que comprensión y deseo físico, entre ellos hubo afinidad en casi todo... Hubo amor y hubo fútbol, para largo rato.

Un día, que ni Oscar Ernesto ni Victoria recuerdan, él le pidió a ella que fuera su esposa y la madre de sus futuros hijos. La respuesta fue inmediata y el matrimonio para toda la vida.
Producto de aquella unión, nacieron ocho hijos, en su orden Mauricio, Leticia, José Francisco, Oscar Arturo, Efraín, Miguel Guillermo, Jesús y Jorge Alberto.
Si Oscar Ernesto y Victoria eran amantes del fútbol, no iban a tener hijos amantes de la literatura o apasionados por la filosofía, o desvividores por la política... Fácil, tenían que ser futbolistas.
¿Leticia, futbolista?, bueno, no tanto, pero si aficionada y seguidora de sus hermanos a quienes admiraba y sigue admirando.

Mauricio, después de Jorge, ha sido considerado uno de los jugadores más habilidosos que ha parido nuestra tierra, acaso los testimonios más fieles de lo que su padre realizó en las canchas.
Y si los apodos se heredan, pues Mauricio es el responsable de que a la dinastía de los González Barrillas se les conozca como los "Pachines”.
Cuando Mauricio era un mozalbete, estaba en su apogeo la caricatura "Pachín”. A alguien se le ocurrió que el muñeco se parecía a Mauricio y desde entonces ese sería su sobrenombre y el de sus hermanos menores. Claro, Jorge rompió ese estereotipo, una vez se dio a conocer.

José Francisco y Oscar Arturo fueron buenos jugadores, con capacidad para enrolarse en equipos de Primera Categoría, sin embargo no les picó esa espinita que se incrustó en el resto de sus hermanos. Simplemente no les obsesionó la idea de los entrenamientos programados y todo lo que involucraba la Liga Mayor, pero para no romper el libreto familiar, durante mucho tiempo militaron en equipos de la Liga de Ascenso, donde el compromiso no era tan formal. Ambos fueron de los mejores, demostraron que sus cualidades eran suficientes para estar en aquella liga que habían mirado de reojo y con la que prefirieron guardar la distancia.

Miguel, Efraín, Jesús y Mauricio, fueron jugadores de primera línea. En sus mejores momentos nunca faltaron en los seleccionados nacionales, por mucho tiempo fueron las estrellas de sus equipos.

Ellos marcaban la diferencia en los aficionados entre la preferencia de asistir o no al estadio, todo dependía del hecho de si los “Pachines” jugarían o no, así lo vivieron muchos aliancistas (por Mauricio y Miguel), muchos “Marcianos” (por Mauricio y Miguel), seguidores del ANTEL (por Miguel, Jesús y Efraín) y vicentinos del Independiente (por Jesús y Efraín).

La verdad es que el pequeño Mauricio no sólo traía el pan consigo, sino también una vocación deportiva heredada tal vez de un instinto paterno.

Tanta, que apenas aprendió a caminar salió a la calle para liarse en mascones interminables con sus amiguitos de la cuadra.

Esa motivación le marcó el inicio de la carrera futbolística que duró 17 largos años.

Arrancó en 1958 y, como es natural, en el equipo de la colonia, el Atlético Luz que militaba en la cuarta categoría. Luego, en 1959, pasó al Bolívar de la Liga B, y ahí estaba cuando se lo llevaron los del Atlético Marte. O sea, el ansia de jugar en primera se había cumplido.

‘El sueño nacional’

El otro anhelo, el de jugar con la camiseta del equipo nacional, se le dio a Mauricio en 1961, cuando fue llamado para integrar aquel equipo donde estaban Paco Francés, Tito Hernández, Armando Chacón, Pipo Rodríguez, Mario Monge, entre muchos otros, y que fueron la base de los hombres que clasificaron al país a su primer mundial de México ‘70.

EL PACHIN DE HOY

Su retiro fue en 1975, después de coronarse campeón con Platense, y de haber dejado una huella grande en el fútbol nacional.

Graduado de contador público y haber trabajado en esa profesión en varias empresas, el Mauricio Ernesto González de hoy es un hombre que se maneja en el negocio de la serigrafía impresa, principalmente en artículos promocionales, como los tiquetes que muchos negocios entregan a sus clientes para que los raspen y encuentren un premio.

A sus años de edad Mauricio sigue teniendo aquel mismo andar cansino que en la cancha parecía incapaz de hacer daño.

Sigue con el mismo peso que los años no transforman. Pero, sobre todo, sigue con el buen humor que siempre lo distinguió como el más bromista de cuanto equipo integró. Cuando habla de sus cinco hijas, por ejemplo, dice: “Todavía sigo con la gana de formar con ellas un equipo de baloncesto femenino”, y suelta la risa de siempre.

Del fútbol sólo le quedan los recuerdos, como el del entendimiento casi de memoria que logró con Roberto “El Turco” Pineda, de la potencia con que le pegaba Cariota Barraza o Sergio Méndez. Ahora, lo primordial es la serigrafía y que todo esté a tiempo.


La ficha de Mauricio González

Lugar de nacimiento: San Salvador
Fecha de nacimiento: 13 de mayo de 1942.
Padres: Óscar Ernesto González y Victoria Barillas.
Esposa: Fermina Hernández
Equipos: Atlético Luz, Bolívar, Atlético Marte, Alianza, Xelajú (Guatemala), Platense y Selección Nacional.
HIJOS: Claudia María, Lisette, Vanessa, Sandra y Patricia.
Triunfos: Campeón con Atlético Marte en 1968, subcampeón con Alianza, Campeón con Platense.

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LEYENDAS



Tabla de posiciones



Torneo Apertura 2015


PosEquipoJGEPF-CDifPts
1FAS650112-7515
2Águila63309-4512
3Dragón631210-5510
4Alianza FC52309-639
5Juventud I.62226-7-18
6Atlético Marte62226-8-27
7Pasaquina FC61414-5-17
8Isidro Metapán613210-916
9Santa Tecla FC52037-8-16
10UES61233-5-25
11Sonsonate60335-11-63
12Chalatenango60331-7-63









Goleadores

FASJosimar Moreira (Bra)4
Alianza FCRodolfo Zelaya4
ÁguilaNicolás Muñoz (Pan)3
Santa Tecla FCIrvin Herrera3
Isidro MetapánAntonio Rugamas3
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