Marte desenfundó todas sus escopetas en el segundo tiempo. Llegaron Christopher Ramírez y Cristian Gil para acompañar a Larios y Mazzia
El afortunado que ayer hizo piñata de la mala puntería marciana fue el Santa Tecla. El benjamín de primera división, sostenido desde el arco por Juan José Trinidad, aguantó el ciclón carabinero y aprovechó casi el único chance que tuvo ante el arco de Javier Gómez para sumar su segundo triunfo del torneo y ser líder del Clausura.
Sorprendió el Tecla con la titularidad de Trinidad en lugar del acostumbrado Derby Carrillo. Sin embargo, los cuestionamientos sobre por qué el seleccionado nacional debió calentar banquillo se respondieron tan pronto como Trinidad comenzó a sacar un balón sí y otro balón también provenientes de los botines del Marte.
Comenzó el equipo dirigido por el argentino Jorge García como un vendaval y en 20 minutos ya acumulaba tres llegadas al arco tecleño, salvadas dos por el portero y una más que acabó en las gradas con un gol de campo –al estilo fútbol americano– de Mario Martínez.
No se veía por dónde podía responder el Tecla. Desconectado William Maldonado, que no apareció en todo el primer tiempo, fueron esporádicas sus aproximaciones al arco de Gómez, más producto de contragolpes que de diagramación de jugadas. Un tiro fuera de área de Emerson Umaña que el marciano sacó a tiro de esquina fue lo más peligroso para el visitante.
Convencido de su superioridad sobre el rival, Marte desenfundó todas sus escopetas en el segundo tiempo. Llegaron Christopher Ramírez y Cristian Gil para acompañar a Larios y Mazzia, y con cuatro delanteros se agigantó la figura de Trinidad, multiplicado, bien también, por cuatro para taparles hasta cinco remates con dirección a gol a los marcianos.
Aliviado, el Tecla lo intentó con Vaquero y Santamaría. Juntos, crearon una escapada en la que Gómez acudió a su acostumbrada cita: rechazó un balón que quedó en los botines del tecleño y antes de que se cubriera los ojos, consciente de su error, el balón ya estaba en la red. Gil Mosquera tuvo una solo para empujar y Mazzia un último cabezazo tapado –como no– por Trinidad, héroe desde el fondo, ahí donde nunca ha pensado corregirse el Marte.
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